Comienza de nuevo la vuelta a la rutina y con ello la planificación de las comidas diarias. Una buena planificación nutricional es fundamental para mantener sano el organismo durante el año. Y uno de los alimentos que os recomendamos que no puede faltar en vuestro menú semanal son las zanahorias.
Todavía en esta época del año el sol aprieta fuerte y una exposición elevada al sol puede ser perjudicial. En su justa medida es beneficioso y recomendable ya que ayuda a asimilar la vitamina D y a fijar el calcio en los huesos pero es fácil pasarse demasiadas horas al sol pudiendo acarrear graves problemas para la salud.
La zanahoria como aliado contra el sol
Los rayos ultravioleta (UVA) del sol dan lugar a la producción de radicales libres los cuales tienen un gran efecto negativo en nuestro cuerpo ya que son responsables de acelerar el envejecimiento y de producir ciertas enfermedades como cáncer, aterosclerosis, procesos inflamatorios crónicos y cataratas, entre otros.
Uno de los alimentos que es un gran aliado para proteger nuestras células de estos rayos son las zanahorias. La zanahoria es una de las hortalizas más ricas en beta-carotenos, pigmento responsable de su color anaranjado y con unas funciones importantísimas para la salud. Cuando los beta-carotenos llegan al intestino parte de ellos se transforman en vitamina A y otra parte pasa intacta a la sangre llegando a los diferentes órganos. Los beta-carotenos que no se transforman en la vitamina tienen una gran función antioxidante, es decir, son capaces de inhibir la oxidación de las células causada por los radicales libres evitando que estás se dañen y den lugar a futuras enfermedades.
¿Cómo aprovechar las propiedades de la zanahoria?
La mejor forma de aprovechar al máximo esta capacidad antioxidante es tomar las zanahorias junto con otro alimento que lleve grasa (lácteos semidesnatados, carnes magras, pescados ) ya sea en forma cruda o cocida, ya que cocinadas también conserva gran parte de esta capacidad antioxidante.
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