Las judías verdes son un alimento de bajo valor calórico (unas 35 kcal por 100 g) debido a su gran contenido en agua, sobre todo una vez cocinadas.
Tienen una elevada concentración de potasio y son bajas en sodio, lo cual es muy beneficioso en los casos de hipertensión y retención de líquidos. Además presentan otros minerales como calcio, hierro, magnesio, fósforo y yodo.
En cuanto a las vitaminas que aparecen en la composición de las judías verdes, podemos destacar el ácido fólico (vitamina B9) por lo que son muy recomendables en la dieta de las mujeres fértiles y durante el embarazo, pues su déficit durante las primeras semanas de gestación puede causar deformaciones en el feto.
Otras como la vitamina C y el betacaroteno (precursor de la vitamina A) también están presentes, además de otras sustancias bioactivas que aparecen en menor cantidad.
La presencia de los dos últimos elementos citados en el párrafo anterior (vitamina C y betacaroteno) ambos con poder antioxidante, junto con la presencia de fibra hacen que las judías verdes consigan reducir los radicales libres de nuestro cuerpo, evitando así el envejecimiento celular.
Este contenido de fibra, hace además que sean un alimento muy apreciado en la dieta de los diabéticos pues consigue moderar el pico de azúcares en sangre tras la ingesta.
Existen muchas formas de tomar las judías verdes como puede ser rehogadas con huevo, con sofrito de tomate, en ensalada (previamente cocidas), con jamón, etc. por lo que no tiene porque resultar un plato aburrido o poco apetecible a la hora de incluirlo en nuestra dieta para adelgazar.
En MenuDiet hemos optado por cocinar las judías verdes con un sofrito ligero de tomate (rico en licopeno y otros antioxidantes) y un toque de ajo, alimentos que junto con el aceite de oliva del cocinado consiguen un plato cargado de vitaminas y minerales, ligero y muy apetecible. Puedes ver el plato de judías verdes con tomate.