La llegada de la primavera marca el inicio de una etapa del año que está preparada para recibir de nuevo al buen tiempo. Se alargan por fin los días, permitiéndonos disfrutar durante más horas del sol y de un calor incipiente que anuncia que el verano no tardará en presentarse, y las terrazas vuelven a llenarse poco a poco de personas ociosas con ganas de reír y desconectar.
En este idílico contexto, son muchos los que aprovechan para empezar a planificar sus vacaciones, con el objetivo de exprimir de la mejor manera posible los días libres que proporcionan la Semana Santa, el verano y algunos puentes. Es época de festivales de música y ferias, de perderse en nuevas ciudades, de practicar actividades deportivas en la montaña o de relajarse en alguna bonita playa en compañía de parejas, familiares o amigos.
Las pernoctaciones hoteleras han vuelto a aumentar -tal y como indica el Instituto Nacional de Estadística- y, aunque aún no alcanzan las cifras que se registraban prepandemia, este incremento de la demanda refleja que gran parte de la población, exhausta tras tantos meses de desgaste físico y mental, necesita unas buenas vacaciones.
Alojarse en hoteles con buffet libre incluido
Si como tantos otros turistas también estás pensando en alojarte en algún hotel durante tus próximas vacaciones, es posible que estés valorando uno que tenga buffet libre, un servicio que, afortunadamente para muchos, se ha reactivado en los últimos meses. Sin embargo, los bufés son el talón de Aquiles de un sinfín personas, que encuentran en este sistema de comidas una excusa para comer con los ojos y dejarse llevar por la gula, ignorando completamente sus señales de hambre y saciedad y teniendo que lidiar con el sentimiento de culpa que aparece después.
Comer sano en un buffet es posible, al contrario de lo que se suele pensar. Y es que se pueden encontrar opciones muy recomendables, más allá de las alitas de pollo, los rollitos de primavera y las patatas fritas. Si tu intención es no moverte demasiado del hotel y has decidido incluir las comidas principales en tu régimen de alojamiento (pero te preocupa que la experiencia se te vaya de las manos), puede que te interesen estos 6 consejos para disfrutar del buffet libre de un modo saludable:
- Antes de comenzar a servirte, revisa bien todas las opciones disponibles. De esta manera, podrás decidir qué preparaciones te apetece probar más, en vez de llenar tu plato compulsivamente con un montón de comida que luego puede que no seas capaz de terminar.
- Visita en primer lugar las bandejas de ensaladas y verduras. Aunque para muchos esta parte del buffet pase desapercibida, es aconsejable comenzar la comida con una buena ración de vegetales. Entre sus muchas bondades nutricionales, destacamos que también son ricas en fibra y agua, lo que las convierte en alimentos muy saciantes y poco calóricos, perfectos para calmar el apetito inicial.
- Controla el tamaño de la ración. A veces, tener ante nosotros un desproporcionado despliegue de comida puede hacernos perder la perspectiva de lo que realmente necesitamos comer. En este sentido, es buena idea optar por servirse en platos pequeños para que resulte más fácil reducir las porciones que seleccionamos de cada alimento. Si luego deseamos repetir, es preferible levantarse de nuevo a tener desde el principio mucha cantidad de comida a nuestro alcance en la mesa, pues esto incrementa las posibilidades de que comamos en exceso.
- Trata de evitar las preparaciones fritas. Los fritos y rebozados son los invitados más perennes de los buffets libres. Y no es de extrañar, puesto que estos productos ultraprocesados son un recurso muy económico para los restaurantes. Aquí encontraríamos desde nuggets y empanadillas hasta las recurrentes patatas fritas, comidas que suelen resultar muy adictivas, pero que no tienen el mejor perfil nutricional, al ser ricas en grasa, sal y calorías.
- Come despacio y disfruta de la comida. No tener que cocinar es otro incentivo importante cuando nos hospedamos en hoteles. Además, es una oportunidad para probar platos nuevos y saborear con tranquilidad cada bocado, sin las prisas a las que muchas veces nos aboca nuestro ritmo de vida actual. Mastica lentamente la comida, escucha a tu cuerpo y, sobre todo, deléitate con la experiencia gastronómica.
- Si quieres postre, toma postre. Si después de haber terminado con los platos principales se te antoja algo dulce para cerrar, lo más recomendable es que, como siempre decimos, te decantes por la fruta o por algún lácteo sin azucarar. No obstante, si no dejas de pensar en la atractiva oferta de natillas, helados y pasteles varios que luce seductoramente desde alguna localización estratégica del bufé, no te tortures, y elige una porción del que más te apetezca. Tan importante es tener claro que el consumo de dulces no debería ser la norma como el ser capaz de disfrutarlos sin remordimientos de vez en cuando.
Durante las vacaciones, relájate, cuídate y aprovecha esos días tan merecidos. No te obsesiones con lo que deberías comer y lo que no, y permítete un capricho de vez en cuando si así lo deseas. Los buenos hábitos alimentarios no se construyen de un día para otro. Si seguimos una alimentación adecuada, optar por comidas menos saludables de manera esporádica no tendrá una repercusión real en nuestra dieta y salud.
Comida casera a domicilio, la alternativa al buffet
En caso de que vayas a un apartamento turístico o similar donde no exista opción de buffet puedes recurrir a un servicio de comida casera a domicilio como el que te ofrecemos en MenuDiet.
El funcionamiento de este tipo de servicios es muy cómodo, ya que sus usuarios pueden pedir online sus platos preparados favoritos y recibirlos en el destino que hayan elegido para pasar sus vacaciones. La mayoría de estos servicios te entregan la comida en tuppers lista para calentar en el microondas, lo que permite no tener que meterse en la cocina y disfrutar de más tiempo libre.