Si queremos cuidar nuestra alimentación y llevar una dieta saludable no es necesario hacer combinaciones complicadas ni seguir a ningún gurú que nos recomiende no mezclar un grupo de alimentos con otro o tomar algún brebaje en ayunas. Basta con hacer elecciones saludables, poco a poco, pequeños cambios progresivos que seguro nos harán sentirnos mejor y no sólo no perjudicarán nuestra salud, sino que la beneficiarán.
Aunque ahora estés con la motivación al máximo, si hacemos todos los cambios de golpe, corremos riesgo de "desinflarnos" rápido y volver a los malos hábitos pronto. Es mejor hacerlo poco a poco, sin pretender comer saludablemente de la noche a la mañana cuando estamos acostumbrados a consumir productos que no lo son tanto. Es lo mismo que si, siendo una persona sedentaria, me lanzo a correr una maratón de un día para otro, mejor ir entrenando hasta que estemos preparados para la carrera.
En líneas generales, se trata de evitar el consumo de productos ultraprocesados cargados de sal y grasas y productos superfluos que no me sacian y sólo me llenan de calorías vacías, y centrarnos en aquellos alimentos como las verduras, las frutas, las legumbres o los cereales, es decir, evitar bollería, comida basura, refrescos (tanto azucarados como edulcorados), precocinados de mala calidad (con una larguísima lista de ingredientes) y similares. El primer paso para lograr esto se consigue en el mercado, si no compro productos insanos, no los comeré habitualmente en casa (lo cual no quiere decir que no los vaya a volver a comer nunca, sólo que no formarán parte de mi dieta diaria).
¿Qué cambios puedo hacer para comer más sano cada día?
Ahora que sabemos qué entra dentro de una dieta saludable, o, mejor dicho, qué no lo hace, vamos a ver algunos pequeños grandes cambios que podemos hacer para acercarnos a una alimentación más sana:
- El agua ha de ser nuestra bebida de elección, por lo que debemos evitar el consumo de bebidas azucaradas o edulcoradas y también de bebidas alcohólicas. Si eres un gran consumidor de refrescos, ve disminuyendo la cantidad que bebes poco a poco, empieza por quitarte uno a la semana, después dos y así sucesivamente.
- Cambia los refinados por integrales. En lugar de comprar pan blanco, arroz y pasta blanca y harinas refinadas, prueba sus versiones integrales, ya que nos aportarán gran cantidad de fibra, beneficiosa a nivel intestinal y muy saciante.
- Ve aumentando tu consumo de verduras, empezando por las que más te gusten (si te cuesta comer verdura). Lo ideal es incluir un plato en comida y otro en cena y que sean la base de nuestras preparaciones. Tienen multitud de posibilidades, las puedes mezclar con pasta, legumbres, arroz, patata, probar diferentes aliños
Y hay infinitas opciones, ¡comer verdura no es aburrido!
- Si no comes nada de fruta, o lo haces muy de vez en cuando, ve incorporando una cada día, poco a poco, durante una semana, después dos y tres piezas para cada día, que es el consumo recomendado. Puedes elegir las que más te gusten, no hay fruta mala, ni que engorde, ni que tenga demasiado azúcar. Eso sí, hablamos de piezas enteras, no de zumos, aunque sean caseros, lo mejor es comer la fruta completa para beneficiarnos de su fibra.
- ¿Te gustan las legumbres? Son un alimento muy completo, saciante, nutritivo y con muchas opciones en la cocina. Las puedes comer en guiso, en puré, en ensalada, salteadas, incluso al horno (prueba a especiar unos garbanzos y hornearlos y tendrás un tentempié riquísimo y saludable).
- Cambia los snacks fritos por frutos secos (nueces, almendras, avellanas, anacardos, pistachos), te saciarán más y además estarás consumiendo grasas saludables y proteínas de calidad. Un puñadito de frutos secos al día está bien, no porque sean saludables tengo que comerme la bolsa de una sentada, poco a poco.
- Disminuye poco a poco tu consumo de sal, ya te di algunas pistas sobre cómo hacerlo en este artículo.
- Haz lo mismo con el azúcar. Si se lo echas al café, al té o a cualquier bebida o producto, ve reduciendo la cantidad de azúcar que añades hasta llegar a 0. De la misma manera, evita comprar aquellos productos que lleven azúcar en su lista de ingredientes, no es necesaria y no nos hace ningún bien. Intenta no abusar de los edulcorantes, puedes ir sustituyendo los endulzantes de cualquier tipo hasta adaptar a tu paladar al sabor real de los alimentos que comes.
- Entra en la cocina, prueba distintas recetas y formas de combinar los alimentos, crea las tuyas propias a tu gusto y disfruta de ello. Es un paso que puede ayudarte a llevar una alimentación más saludable, el hecho de implicarte en ello. Y si no tienes tiempo, siempre puedes recurrir a nuestros servicio de comida preparada a domicilio, que te permitirán comer rico y sano.
Todos estos cambios están enfocados a mejorar la alimentación diaria, pero no quiere decir que nunca vaya a poder comer, por ejemplo, un dulce o un helado o una bolsa de patatas fritas si me apetece, sino que se trata de dejarlos para ocasiones puntuales, sin darle mayor importancia y sin obsesionarnos con llevar una dieta cuadrada al milímetro. Es muy importante que disfrutemos de la comida y de llevar una alimentación saludable, no debe ser un sacrificio, sino un placer y si algún producto superfluo me produce placer y elijo comerlo esporádicamente, adelante, soy consciente de lo que estoy comiendo y decido disfrutar de ello.
Otros artículos que pueden interesarte:
MenuDiet, la empresa que triunfa enviando comida saludable a miles de españoles
¿Cómo comer sano todos los días? Aquí tienes la solución definitiva