Seguro que te suenan muchas marcas de lácteos que prometen ayudarte a reducir tus niveles de colesterol sanguíneo, ¿alguna vez te has preguntado cómo es esto posible? ¿Será verdad que contribuyen a esta tarea?
En primer lugar, estos productos son denominados alimentos funcionales, que son aquellos a los que se ha añadido, eliminado o modificado algún componente (grasa, vitaminas, minerales, por ejemplo) con el fin de que ofrezcan un beneficio extra para la salud además del que se le presupone por el alimento que son. En este caso, a los lácteos fermentados se les han añadido esteroles vegetales que el organismo no puede sintetizar (además de una importante cantidad de azúcar, pero esto no los hace precisamente beneficiosos), y que, al ser estructuralmente similares al colesterol, se encargan de competir con éste logrando reducir su concentración en sangre y también de la LDL.
En la alimentación también encontramos estos compuestos, están en frutos secos, frutas y verduras, cereales, legumbres y aceites vegetales (oliva, soja, girasol, maíz). Y es importante puntualizar que este sentido, no está demostrado que en alimentos enriquecidos tengan el mismo efecto sobre la salud cardiovascular, a pesar de que contribuyan a la reducción del colesterol en sangre y que, por tanto, no pueden ser considerados como una buena herramienta de prevención para enfermedades cardiovasculares.
Lo que sí está evidenciado es que estos productos disminuyen los niveles de carotenoides en sangre, lo que trae como consecuencias que se contraindiquen en casos en los que los requerimientos de vitamina A estén aumentados (embarazo, lactancia, niños menores de cinco años). Y otro punto a tener en cuenta es que también deberías consultar a tu cardiólogo si te conviene elegir esta opción si ya estás medicado para reducir tu colesterol.
Además de su función también hay dudas sobre el momento del día en que deben consumirse. Pues bien, según las propias marcas que los comercializan, pueden tomarse en cualquier momento del día puesto que esto no está relacionado con su efecto, sin embargo, deberían ingerirse tras las comidas porque sólo tienen efecto sobre el colesterol de los alimentos de cada ingesta en concreto. Dato importante en este sentido es que actúan sobre el colesterol ingerido a través de la dieta, no sobre el de síntesis endógena, es decir, el que fabrica nuestro organismo.
En resumen, sí, estos productos pueden ayudar con un consumo continuado a la reducción de los niveles de colesterol en sangre (cuando éste es superior a 200 mg/dl), pero la pregunta es si compensa tomarlos con el fin de reducir el colesterol cuando podríamos optar por un patrón de alimentación saludable que consiga este mismo objetivo (y además de forma más económica). Y ojo, presta atención al etiquetado porque si no tienen al menos 1,5 g de esteroles en su composición no tendrían este efecto (y ten en cuenta que el máximo diario debe ser de 3 g, es decir, no superar las dos botellitas diarias). No olvides que la primera estrategia es la prevención y en este caso consiste en comer de forma saludable, tener una vida activa y evitar hábitos tóxicos como el alcohol y el tabaco.