Sabemos que la leche materna se considera un alimento completo e ideal para los primeros meses de vida pero seguro no hemos oído hablar de todas las características de esta leche tan apreciada, por lo que vamos a desvelar algunos de sus secretos en este artículo.
Al ser comparada con otras leches de mamíferos, la leche materna humana presenta un alto porcentaje de hidratos de carbono ya que su contenido en lactosa es muy elevado. Por otra parte, el aporte de grasa de la leche materna (ya sea humana o de cualquier mamífero) es elevado debido a que el recién nacido necesita un gran aporte calórico. Con respecto a otras, la leche humana presenta un porcentaje proteico más bajo ya que los niños humanos no crecen tan rápido como lo hacen las crías de los animales.
En cuanto a los micronutrientes, las únicas vitaminas hidrosolubles que son más abundantes en la leche humana que en otras son la vitamina C y la niacina o Vitamina B3. Algunas de la vitaminas liposolubles como la vitamina A (incluidos betacarotenos) y la vitamina E son bastante abundantes, mientras que la vitamina D y la vitamina K son más escasas en todas las leches.
La cantidad de minerales en la leche humana no es elevada sino más bien escasa. Este dato a priori parece una mala noticia, sin embargo es algo que proporciona un beneficio fisiológico al inmaduro sistema renal del pequeño ya que la baja concentración de proteínas y minerales supone un trabajo mucho más llevadero para sus jóvenes riñones. No obstante, la leche materna si presenta cantidades mayores que otras leches en ciertos minerales importantes como hierro, yodo y manganeso entre otros.
Su contenido en enzimas activas es esencial para que el aparato digestivo del niño pueda digerir y aprovechar los nutrientes ayudando a la digestión de almidones (la amilasa láctea), digestión de triglicéridos (lipasa láctea) que a su vez, y con ayuda de las sales biliares, protege al pequeño de infestaciones parasitarias y ayuda a las digestiones.
Los factores inmunológicos quizás sean los elementos más conocidos y comentados de la leche materna. Las fórmulas especiales para recién nacidos consiguen un perfil de nutrientes muy similar a la leche materna, consiguiendo un estado nutricional óptimo en los niños que toman biberón. Sin embargo son estos factores inmunológicos los principales culpables de que la leche artificial no sea tan buen alimento para el neonato como la leche de su madre.
La leche materna (sobre todo la producida durante los primeros días de la lactancia) es especialmente rica en leucocitos, células inmunológicas de la madre que pasan al pequeño y que ayudarán a fortalecer su sistema inmune. Las inmunoglobulinas, las lisozimas, etc. son elementos que consiguen fortalecer notablemente el sistema inmune del bebé haciendo de la leche materna un alimento único.
Algunos factores de la leche humana consiguen además fortalecer la flora microbiana del intestino del niño algo que sin duda le ayuda a prevenir infecciones y diarreas entre otras complicaciones. Esto se ve favorecido por la mayor cantidad de lactosa que comentábamos al principio del artículo ya que parte de ella, se fermenta a este nivel y da lugar a un pH adecuado que permite que su flora se desarrolle en condiciones óptimas.
Citaremos por último algunas sustancias también presentes en la leche materna y relevantes para el niño, como los factores de crecimiento que se encargan de estimular el crecimiento de los tejidos del bebé, así como el desarrollo y maduración de todos los sistemas y aparatos del pequeño.
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