Esta pregunta es muy habitual entre los pacientes que deciden comenzar una dieta para adelgazar. En ocasiones, cuando tenemos una temporada más ajetreada, más responsabilidad o más preocupaciones vemos que las fluctuaciones de peso en la báscula son constantes.
En general se tiende a pensar que ésto sólo ocurre porque esa etapa de más trabajo te obliga a descuidar tus hábitos saludables y ordenados, pero también es cierto que hay otros factores que influyen en este proceso como es el estrés.
Cuando estamos estresados nuestras glándulas suprarenales segregan una hormona llamada cortisol. Este aumento de cortisol produce varios efectos que tienen que ver con el aumento de peso:
- Estimula la producción de insulina: En periodos largos los desajustes de azúcar e insulina en sangre pueden ser muy perjudiciales porque hacen que aumente el peso y la acumulación de grasa en la zona del abdomen. Además, pueden llegar a crear una resistencia a la insulina o diabetes.
- Aumenta la retención de líquidos por lo que la subida de peso en la báscula será brusca.
- Reprime la actividad de la THS (la hormona estimulante de la tiroides) por lo que la glándula tiroides no puede funcionar con normalidad, situación que nos puede llevar al llamado hipotiroidismo que causa una subida de peso brusca y casi incontrolable.
- Deterioro de la flora bacteriana lo que produce un empeoramiento del tránsito intestinal. El estreñimiento nos hace retener aun más cantidad de líquidos y toxinas en el organismo.
Como vemos sí es cierto que en general el estrés engorda, sin embargo hay personas que al estar estresados y mantenerse más activos de lo habitual pueden llegar a adelgazar notablemente debido a la pérdida de grasa corporal. Éstas suelen ser personas que siguen o han seguido una dieta para aumentar la masa muscular, con un metabolismo muy activo o con una gran cantidad de grasa parda en su tejido adiposo.
No podemos destacar algunos otros efectos que el estrés (a partir de ese aumento de cortisol) puede producir en nuestro organismo como es la disminución de la producción de hormonas sexuales, osteoporosis, aumento de las LDL-colesterol y afectación del sistema inmunitario.
Ante el estrés tenemos que planificar muy bien nuestro día a día para organizarnos y evitar imprevistos. Una dieta sana y completa, algo de ejercicio, una buena hidratación y respetar las horas de sueño son cuatro factores que ayudan notablemente a reducir el estrés y sus efectos.